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¿Cómo vamos a participar en las elecciones de los consejos de juventudes si no entendemos cómo funciona nuestro país?

miguelangelok | Press | | comentarios: 0

*Por Fabricio Vargas

Las juventudes de Casanare y más exactamente en Paz de Ariporo se preparan por segunda vez para una de las jornadas más importantes de la vida democrática juvenil, ‘las elecciones de los consejos de juventudes 2025’, que, más allá de una cita con las urnas, es necesario hacer una pausa y reflexionar sobre lo recorrido hasta ahora. 

Para empezar, es necesario hacer un breve análisis histórico, a grosso modo sobre la participación política juvenil en Colombia, la cual exhibe dos caras. La primera, el CONPES 173 de 2014 y la Política Pública de Juventud que reconocen a los jóvenes como sujetos de ‘derechos’ y promueven su participación garantista que da vida a los procesos de institucionalidad democrática juvenil. 

La segunda esta se fortalece en el marco legal como el Estatuto de Ciudadanía Juvenil, consagrado en la Ley 1622 de 2013 y modificado por la Ley 1885 de 2018, que presenta las bases del Sistema Nacional de Juventud y busca garantizar mecanismos formales de participación, representación y organización juvenil. Del mismo modo, entender que persisten problemas divisorios y engorrosos como las barreras estructurales que limitan la incidencia real de los jóvenes en los escenarios de decisión.

Como señalan Mejía Bastidas & Calvache (2023), los jóvenes participan tanto en formas convencionales (como el voto y los partidos políticos) como en formas no convencionales (como las protestas y el activismo digital), pero enfrentan desconfianza institucional, falta de representatividad y exclusión social. 

A diferencia de modelos internacionales que ofrecen estructuras efectivas de co-decisión juvenil, en Colombia la participación sigue siendo, en gran medida, simbólica y sin poder vinculante y real. El reto, entonces esta, desde la institucionalidad, en pasar del discurso normativo a la construcción de espacios reales de poder y transformación juvenil sobre las regiones. 

Decir que las elecciones de los Consejos de Juventud fueron una iniciativa del gobierno de turno es desconocer una historia más larga y compleja de las luchas de los movimientos estudiantiles y juveniles en Colombia. Estos espacios de participación no nacieron de la nada ni fueron creados como una medida novedosa.

Por el contrario, son el resultado de una deuda institucional para con la juventud del país, acumulada durante décadas o siglos. Nacieron en las veredas, municipios, calles, universidades, en las mingas, en los cabildos juveniles, donde miles de jóvenes han exigido durante mucho tiempo un lugar legítimo en la toma de decisiones públicas. 

Desde las movilizaciones estudiantiles de los años noventa como la Séptima Papeleta y las luchas por la educación pública hasta las jornadas de paro nacional más recientes, ha jugado un papel determinante en la exigencia de derechos, la defensa de lo público y la participación democrática. Fue gracias a esa presión social y al acumulado organizativo de múltiples colectivos, redes y plataformas juveniles que se consolidó el Estatuto de Ciudadanía Juvenil (Ley 1622 de 2013), y no como lo hacen ver algunos que es un regalo institucional. 

Como se reitera, los Consejos de Juventud son parte del Sistema Nacional de Juventudes, establecido en el año 2013 mediante la Ley 1622, durante el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, como un mecanismo institucional para garantizar la participación política de los jóvenes. No obstante, fue en el gobierno del expresidente Iván Duque cuando finalmente se realizaron las elecciones, presentándolas como una respuesta a las demandas de participación surgidas durante el llamado "estallido social", una serie de protestas masivas que marcaron el año 2021 y que se convirtieron en un hito histórico para las juventudes en Colombia. 

Estas movilizaciones fueron protagonizadas en gran parte por jóvenes, muchos de ellos organizados en lo que se conoció como las “primeras líneas”. En medio de esa efervescencia, coexistieron distintas posturas, algunos actuaron desde la rabia y la confrontación, otros desde el diálogo y la resistencia hacia el caos. Lo cierto es que esa movilización expresó un malestar en la cultura de la nación frente a la exclusión, la represión y la falta de oportunidades, y dejó en evidencia que la juventud no es un actor pasivo, sino protagonista en la construcción de la sociedad territorial. 

Lo que no se suele contar es que estas elecciones realizadas de forma atípica el 5 de diciembre de 2021 fueron organizadas de manera improvisada, casi como un trámite para salir del paso deslegitimando y quitándole la importancia de las elecciones de los consejos de juventud como si fuera un experimento. Se cambiaron fechas de inscripción irrespetando el calendario electoral, hubo una falta generalizada de pedagogía tanto en el nivel nacional como en los territorios, y se evidenció una desarticulación institucional que afectó el proceso desde sus inicios. Todo esto fue apenas la primera cuota de un largo camino lleno de obstáculos que los consejeros electos en ese entonces han tenido que enfrentar hasta la fecha. 

Porque no basta con elegir; lo importante es garantizar las condiciones reales para ejercer la representación, y ese sigue siendo uno de los grandes pendientes del sistema. 

Adentrándonos un poco más en las funciones que debe cumplir un consejero, quiero dejar claro y sobre todo repetir el compromiso que se tiene para con la juventud. Que se reconozca a estos jóvenes y demás liderazgos como protagonistas de procesos de transformación y desarrollo en sus comunidades. Por eso, desde las instituciones y sectores políticos, debe haber un reconocimiento serio de la incidencia juvenil en la construcción de lo público. 

Pero también pensemos en aquellos jóvenes a los que cada vez les queda menos credibilidad como gobernantes de turno, gracias a las dinámicas desgastadas de la política tradicional y su politiquería, que terminan afectando procesos genuinos como los Consejos de Juventud. Y es ahí donde nace la verdadera pregunta: ¿cómo conquistar a esos jóvenes que, con gran razón, han demostrado desencanto con un modelo democrático que parece más empeñado en ignorarlos, o por el contrario los utiliza o simplemente los instrumentaliza? justo es un reto para los mismos consejeros saber que a pesar de haber encontrado oportunidades por medio de las agendas juveniles como instrumento de incidencia y realización de proyectos, al mismo tiempo hemos identificado barreras para el funcionamiento y permanencia del mismo sistema disminuyendo los alcances, sin embargo la resiliencia y perseverancia han estado de la mano de los consejeros que a pesar de los obstáculos seguimos avanzando como decimos en el llano al trote, ya que las problemáticas sociales con nuestros jóvenes no dan espera y eso nos motiva e impulsa a seguir trabajando sin cansancio por medio de la gestión la veeduría y la fuerza que nos dan algunas personas mayores que creen en nosotros como jóvenes agentes de cambio dejando huella para nuestros próximos sucesores. 

Finalmente unos de los retos más grandes que tienen los antiguos y nuevos consejeros junto con los subsistemas de participación y demás líderes del país en cada uno de los territorios es iniciar una campaña de educación en donde se implemente una verdadera cultura ciudadana , enseñar que es la participación y cómo podemos transformar nuestras comunidades desde el conocimiento y la acción porque queremos jóvenes conscientes activos y educados, porque es importante detallar la historia de nuestro país, colocando en contexto lo que hoy tenemos como derechos y que es gracias a las luchas de más jóvenes que a través de la historia han logrado gestionar desde la parte legitima los espacios que hoy conocemos y tenemos. 

Según un análisis de los resultados de las pruebas ICFES 2024 realizado por el observatorio de la fundación empresarios por la educación menciona que en el área de ciencias sociales el 96 % de los jóvenes no tienen conocimientos básicos sobre la política, cultura general como abordar problemáticas sociales, y sobre todo como está organizada nuestra nación o que dice la constitución política, esto es gravísimo, estamos justo ahora en época de consejos de juventudes, espacios donde se toman decisiones importantes para el presente y futuro de nuestro país, ahora pregunto ¿cómo vamos a participar con fuerza si no entendemos cómo funciona nuestro país?

 *Líder juvenil de Paz de Ariporo



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